Cartas a nuestra
conciencia
Nuestros demonios
VI
Recuerdo de pequeño
mis primeros contactos con “el demonio”, una horrible figura humanoide con dos cuernos y un rabo esgrimiendo un
tridente, rodeado de fuego, con gesto desafiante y amenazador, ciertamente que
esas imágenes me impresionaban mucho de niño... al ir creciendo y a través del
catecismo y los sermones de los Jesuitas con los que me eduqué hasta mi
pubertad (coincidiendo con la incautación por parte de Castro de las escuelas
privadas de Cuba) me fui enterando de que los demonios tenían un lugar llamado
infierno donde ellos mantenían martirizando eternamente con fuego y azufre a
las almas de los “malos” aquellos que pecaban contra Dios, me enteré que habían
ciertos pecados que se llamaban “mortales” y que bastaría cometer uno solo de
ellos para ser condenado por siempre a padecer en aquel horrible lugar donde
los demonios eran reyes, señores y
verdugos de esas pecadoras almas... recuerdo en ocasiones a mi, niño,
atemorizado al pensar sobre todo ello y la posibilidad de llegar yo a ser
merecedor de esa eterna condena... fue aun mucho mas doloroso y agonizante
cuando me enteré que por ser mi padre divorciado cuando se casó con mi madre,
ambos vivían en “pecado mortal” al no estar casados por la Iglesia... eso si
que me dolió... ellos iban al infierno cuando murieran irremisiblemente... a
esa temprana edad decidí no pensar mucho en ello porque me angustiaba mucho,
nunca me atreví a preguntarle a algún cura si existía algo que mis padres o yo,
quizás, pudiéramos hacer para evitar tan terrible castigo, no quería que los
curas supieran que ellos no estaban casados por la Iglesia... eso era un
secreto... lo conservaría en secreto hasta que yo pudiera averiguar de alguna
forma si tan horrible destino era irremisible o no... jamás perdí la esperanza
de que ellos pudieran evadir de alguna
forma ir al infierno...
Con los años esas
ideas religiosas dejaron de preocuparme, evolucioné hacia un Dios mucho mas
magnánimo y que no se preocupaba por cosas efímeras ni condenaba por “pecados
mortales” aunque “el demonio” siempre se mantuvo en algún rincón de mi mente de
alguna forma acechándome... después de todo él es parte bien arraigada de
nuestra cultura occidental y de una forma u otra simboliza al mal y tal parece
que nosotros los humanos necesitamos todo tipo de simbolismos para funcionar
mentalmente... y definitivamente contamos con testimonios de muchas fuentes
sobre su existencia; “el demonio” es tan popular que se mantiene apareciendo
gráficamente con uno u otro rostro hasta en las películas...
Por mediación de un
amigo mío tuve acceso a un libro de principios del siglo pasado, amarillento y
con aspecto bien antiguo relativo a la “Logia Blanca” y que tenía un capítulo
hablando sobre las “entidades demoníacas” tal como se le denominaba al diablo
en sus páginas... paso a transcribir algunos párrafos de la página que copié
del libro el cual tuve que devolver en corto tiempo pues su dueño lo valoraba
mucho y solo me permitió unos días para examinarlo... “no basta con arrodillarse y orar, hay que
expulsar a puntapiés al vagabundo. Esto es precisamente lo que debemos hacer
con los vagabundos astrales. Quien haya experimentado sus ataques, tal vez diga
al oír estos consejos que desconozco el terrible poder de las demoníacas
entidades obsesoras. Pero valga advertir que su mayor empeño es alucinar a la
víctima haciéndole creer que en efecto son muy poderosas. No caigamos en la
insensatez de escucharlas. Las conozco perfectamente y sé que son ruines,
despreciables, bravuconas y bellacas. Atormentarán durante meses enteros a una
débil mujer y huirán cobardemente en cuanto una voluntad enérgica se revuelva
contra ellas en justa indignación”... mas adelante siguen algunos consejos para
enfrentar la situación... “no se resignan dócilmente a la expulsión: pero
manteneos firmes con férrea determinación, levantad contra ellas vuestra
voluntad como inconmovible roca y escaparán a toda prisa. Decidles: <Soy una
chispa del fuego divino y por el poder de Dios que está en mí os conjuro a que
os marchéis>. Ni por un instante temáis la posibilidad de fracaso o
rendición, pues Dios está en vosotros y no puede fracasar”...
Ya anteriormente hablé de la firmeza y la constancia que me han permitido triunfar en muchos de los retos que la vida me ha presentado, mi firmeza ante el evento que les relaté también me ayudó a enfrentar ese “demonio” y salir airoso de ese encuentro, ello validó de alguna forma las directrices planteadas en el libro para lograr “el exorcismo”, creo que la ayuda de los profesionales que atendieron a ese ser querido y algunas de las medicinas modernas que tratan los problemas mentales complementaron mi constancia y mi firmeza... Podemos de
acuerdo a nuestras percepciones adjudicar a un ente exterior independiente,
fuerte y cruel, el poder de incitarnos al mal o inclusive el de meterse dentro
de nosotros y apoderarse de nuestras mentes haciéndonos actuar de forma
horripilante o bien podemos pensar que esos comportamientos acontecen cuando
nuestras mentes experimentan crisis producto del consumo de agentes externos
como las drogas alucinógenas y el alcohol o producto de problemas mentales y
emocionales profundos de los que se ocupan la psicología y la psiquiatría
moderna... creo que así como los consejos para expulsar al demonio en aquel
libro fueron validados con mi experiencia: hizo falta mi “voluntad como inconmovible
roca”... también fueron igualmente importantes los avances de la medicina
moderna... yo enfrenté a ese “demonio” y lo vencí y he reflexionado mucho sobre
todo ese proceso y he llegado a algunas conclusiones: nuestra evolución
intelectual y espiritual ha necesitado a través de la historia de múltiples
simbolismos que han servido de puente entre la crasa ignorancia de la
antigüedad y nuestro actual nivel de conocimiento. De alguna manera la
inteligencia del hombre logró de forma asimilable para aquel entonces, dado a
las múltiples limitaciones adolecidas por la humanidad, la explicación del mal
a través de su conceptualización en el
ente horripilante del “demonio”, éste surgió como todo mito producto de una
necesidad, por un lado a través de ese simbolismo se logró dar “explicación” a
los orígenes del mal, en carencia del conocimiento con que contamos hoy, las
personas dementes, los epilépticos, los violentos compulsivos eran personas
“poseídas” por “entidades diabólicas astrales”... a la vez las sociedades
antiguas lograban cierta evasión de responsabilidad, era mas fácil decir que un
ente externo era el causante de los males que los aquejaban que
responsabilizarse por la victimización, la crueldad o la falta de compasión y
ayuda sufrida por las personas víctimas, en aquel entonces, de esos males... y
a la vez las causales de ciertas enfermedades, desconocidas entonces, tenían
“explicación”.
Es cuando nos
decidimos por lo fácil, cuando actuamos motivados por la avaricia, por la
envidia, cuando nuestro ego nos domina, cuando el individualismo es mas
importante que el bien común, cuando justificamos nuestra crueldad con recursos
falsos y fútiles, cuando permitimos que la banalidad se entrone en nuestras
mentes, cuando consideramos la violencia física y emocional como alternativa
útil y la utilizamos contra el prójimo, cuando damos la espalda ante el abuso y
la victimización, es entonces cuando engendramos los verdaderos demonios...
nuestros “demonios”. Así como también el verdadero “exorcismo” lo ejecutamos cuando
nos enfrentamos con firmeza ante las vilezas y las debilidades, lo mismo
propias que ajenas, ante la injusticia social, cuando con absoluta entrega y amor ayudamos al ser
querido a rebasar la crisis, no importando las dificultades que se presenten, ni
el tiempo que tome, ni los sacrificios personales que el éxito de esa misión de
amor exija...
Tenemos poder,
mucho mas poder del que somos capaces de realizar y entender, tanto para crear
nuestros demonios como para exorcizar los propios y los ajenos, y ese es solo uno de los muchos poderes que
poseemos y que la ignorancia no nos permite identificar, concienciar y
utilizar... alégrense ante esta verdad, llénense de gozo ante esa gracia que
nos fue conferida pero también sepan que vuestro esfuerzo y total compromiso
para con ustedes mismos es requisito necesario
si quieren conquistar a esa ignorancia que nos limita y ciega y que no
nos permite el disfrute de esos poderes.
Adelante amigos,
llénense de valor y de confianza en ustedes mismos, Dios está a su lado en el
prójimo, en el viento, en el agua, en la tierra, en el sol... en vuestros
corazones... búsquenlo y lo encontrarán... no habrá entonces mas imposibles ni
mas temores, vuestros demonios desaparecerán para siempre... vuestra sonrisa
será permanente y cada lágrima que desde entonces derramen... será derramada
con alegría.
Gracias,
Mayo, 2004